ANANSI
- LOTOS
- 14 jun 2020
- 4 Min. de lectura
Autor: Sebastián Solano Salgado
Todo comienza en un día soleado, tranquilo, con pequeñas caricias del viento, cómo si eolo susurrara un suave poema a su hermosa esposa Deyopea, el oceano conservaba una calma envolvente donde los unicos testigos eran los tripulantes de un barco negrero Prusiano llamado Braunfisch con destino a las Antillas con una mercancía de 203 esclavos africanos, los tripulantes se hallaban descansando, algunos medio dormidos y otros simplemente realizando labores rutinarias pero de mínimo esfuerzo, el barco era contagiado por la somnolencia del día, la escena rayaba en lo cómico, un puñado de hombres blancos despreocupados y casi que ignorantes de su labor como comerciantes.
Un día que parecía normal y pacífico, hasta que llegó esa hora, la hora de alimentar la mercancía, unos tres hombres tripulantes bajaron a las literas donde se encontraban encadenados los esclavos negros, hombres grandes, fornidos pero con rostros aterrados y con una gran incertidumbre reflejada en ojos atentos y extremidades temblorosas, la comida se servío en cubos para diez, con una cuchara para cada esclavo. Durante este reparto de comida es normal que dos o más hombres blancos vigilen muy bien todo con sus armas en mano, pero está vez se notaba como el día les pesaba a estos hombres.
Mientras los esclavos comían gachas de bizcocho, en una esquina de esta sala se encontraba un hombre de porte fuerte, alto y atemorizante, este hombre era más grande que cualquier esclavista, la única desventaja de este, era que se hallaba encadenado a su litera e iba a ser vendido, se llamaba Akadjé proveniente de Zimbadwe fue capturados por bereberes y separado de su esposa e hijo, esté, retenía una cólera tan grande que le costaba no destruir el pan que tenía entre las manos, anhelaba ser libre, volver con su familia, pero todo esto chocaba con su miedo a los hombres con armas que lo subieron a este barco que en nada se parece a su hogar.
Al terminar la hora de comer los hombres blancos suben a la cubierta a dónde se reunirían a charlar y comer, mientras Akadjé sufrica cada segundo de esa situación, odiaba el hecho de no saber dónde lo llevarían y que iba a pasar con el, en ese momento se acordó de una historia que le contaba su padre, sobre un personaje que consideraban el "héroe de nosotros" este era llamado Anansi, una deidad que tomaba las formas de araña y de un hombre africano con traje extravagante, el padre de Akadjé le decía que Anansi era el que trae la lluvia que apaga los incendios, quien mejor que el para ayudarme en esta situación, decia Akadjé con algo de esperanza en sus ojos, después de recorada esto el hombre se dispone a rogarle acompañando las frases con promesas grandes, ofreciéndole las riquezas y hasta su propia alma.
Los rezos de Akadjé combinados con los cánticos rutinarios de los esclavos provocaron una aparición lúgubre de una araña que para los ojos de el hombre afligido se convertía en un sujeto alto, delgado, de piel oscura y con un traje bastante elegante de color morado, este hombre de tono burlesco le preguntó a Akadjé, porque de su tristeza, a lo que le respondió, que lo salvará de este tormento, anansi encendiendo un habano, y burlándose de la situación de todos los hombres en la habitación le dice a Akadjé, "Hongu" que significa si en shona, idioma natal de Akadjé, desapareciendo lentamente y repitiendo otra palabra en shona, "Vapise, Vapise, Vapise" cuando desaparece del todo las cadenas de Akadjé se rompen al igual que de todos los hombres esclavos de este barco, lo que comenzaría una revuelta cambiaría totalmente el somnoliento día a un día sangriento y trágico, el cual vino con una tormenta imprevista, que volcó las lámparas de aceite del barco y provocando un gran incendio que destruiría el barco completamente, absolutamente nadie salió con vida de ese día, bueno ningún humano, porque en las costas del caribe llegaría una araña encima de una tabla de madera de un barco a continuar "salvando a los suyos".
Reflexión

Anansi, es el personaje más importante en el folclore africano occidental y caribeño, considerado como el "dueño de las historias" y el "que trae la lluvia que apaga el incendio".
En este cuento intenté trasmitir el sufrimiento y dolor de un esclavo africano llamado akadje, rumbo a un destino desconocido, era tal su desesperación que recurriría a su último recurso, rogarle al espíritu Anansi, que es una leyenda que viajó de África hasta las Antillas, para el folclore africano el es un salvador, un escape, representa la ira de un pueblo reprimido, actualmente un pueblo que ha vivido escuchando las historias de como los han pisoteado y vendido como objetos.
Anansi en este cuento, representa la fragilidad de esta sociedad, la diferenciación injusta de razas, la violencia que se responde con más violencia, todo esto acumulado hasta llegar al punto climax donde existe una "liberación", pero en la sociedad y en la situación en dónde akadje y los demás esclavos se encontraban, solo tenían una tragica salida. Esto debe cambiar, "Anansi" está en todos los momentos en los que el racismo se presenta, sea la raza que sea, todos somos humanos, las historias tristes son contadas para no repetirlas. #noalracismo.
Mi nombre es Sebastián Solano Salgado, tengo 20 años, soy estudiante de antropología en la universidad del Magdalena, soy un apasionado a la historia y a la arqueología, pero lo que más me gusta en la mitología y ver cómo todos los relatos se relacionan con momentos específicos de la sociedad, espero que mi cuento sea de su agrado y los haga reflexionar #blacklivesmatters
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