Ekene
- LOTOS
- 21 jun 2020
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Autor: Andrés Ospino Solano
Esta es la historia de Ekene, un nativo africano de Igbo (actual Guinea), allá a finales del siglo XVI, que vivía con su tribu donde se dedicaban a la agricultura, ganadería, apicultura y joyería. Todo era muy próspero y en una constante armonía hasta que llegaron unos buques grandes, que atracaron en la costa de Barlovento, eran personas diferentes a los oriundos del lugar, eran más bajos de estatura, color de piel más clara, rasgos faciales más finos, vello facial más frondoso, con trajes vistosos de colores en algunos casos y otros, con armaduras plateadas, cargando consigo espadas y arcabuces, cuyo objetivo era obtener mano de obra barata para llevarlos a sus colonias nuevas al otro lado del mundo, porque la población nativa de esos lares empezaron a mermarse por las epidemias traídas del viejo continente, por los trabajos forzados y por los conflictos contra los europeos si no le rendían pleitesía como vasallos o profesar la religión de los colonizadores, el cual era el cristianismo.
Ekene y su tribu no conocían las intenciones de estos nuevos extraños que llegaron a su región, ellos no presagiaban nada bueno de todo esto, sabían que algo malo iba a ocurrir, los europeos trajeron consigo perros de gran tamaño y amaestrados para diversas tareas como protección, caza, intimidación hasta de compañía. Estos venían con un propósito deshumanizado el cual consistía en capturar a todo hombre y mujer, independiente de quien sea y convertirlos en esclavos a merced de los europeos porque estos, como ya mencioné, más baratos, más resistentes y más fuertes a la hora de realizar tareas pesadas como la minería para extraer oro, plata y demás.
Toda la tribu, junto con Ekene, contando hasta sus superiores fueron capturados y con un futuro incierto que les deparaba una falta de libertad y autonomía en tierras desconocidas, los hicieron abordar grandes embarcaciones llamadas estribas donde se encontrarían a miembros de otras tribus, tanto aliadas como enemigas, sin importar quien sea, todos estaban ahí, mirándose unos a otros, encadenados, llenos de sentimientos encontrados por lo sucedido, sin saber que esas tierras sufrirían bastante, separados de sus seres queridos, torturados hasta el hartazgo e incluso, esas tierras desconocidas serían el lugar de su descanso eterno donde muchos incluso, ni siquiera alcanzarían a morir en tierra firme.
Después de muchos mucho tiempo de la embarcación, días y noches con el vaivén del movimiento producido por el mar, con hambre, con sed, sin energías, durmiendo unos al lado de otro y muy cansados, por fin tocan tierra firme, llegando directamente al pueblo de Cartagena, a su puerto, de carácter esclavista, siendo punto de inflexión económico para la trata y esclavitud en América del sur desde lo económico.
Ekene y sus coterráneos, les esperaba otra tortuosa odisea, la de ser vendidos al mayor postor los cuales serian miembros de la elite de la región siendo comprados por piezas de oro, comprados por lotes, era evidente que iban a ser separados de sus familiares y amigos produciendo una mescolanza de grupos étnicos procedentes del continente africano cuyo lote valdría 100 piezas teniendo en cuenta que cada esclavo, valía 1 pieza considerándolo como de “primer calidad” para luego revenderlos a otras colonias y mercados dejando buenas ganancias a sus intermediarios.
Luego de mucho tiempo después de ser esclavo, Ekene y demás no aguantaban más, ya estaban cansados de ser objeto de trabajo, deshumanizándolos y humillándolos hasta más no poder, vio muchos de los suyos morir por esa desastrosa travesía desde que fueron capturados por los españoles y portugueses hace años atrás. Ekene reunió a sus compañeros esclavos y les propuso emprender acciones de resistencia contra sus amos para lograr fugarse, cosa que logran convirtiéndose en cimarrones, dirigiéndose hacia lugares apartados y de difícil acceso para evitar ser encontrados y recapturados, para otra vez, estar en libertad y autonomía como cuando se encontraban en el continente que los vio nacer.
Empezaron a crear palenques, y luego de estar asentados ahí, empiezan a asolar villas y haciendas, obstaculizar los caminos, intercambiando oro por armas para atacar o defenderse de las poblaciones españolas y coloniales. Los que no pudieron escapar, empezaron a reducir su actividad laboral y empezaron a destruir herramientas de trabajo a escondidas, a su vez, en tiempos libres, realizaban actividades clandestinas relacionadas con las prácticas oriundas del continente africano relacionadas con la recreación relacionada con la música, danza y gastronomía, entre otros, junto con las prácticas religiosas característica de las etnias africanas.
Ekene, y los que sobrevivieron, trataron de llevar una vida digna llena de libertad y paz en sus asentamientos, prometieron no volver a ser esclavos de nadie, ni dejarse nunca más someterse a los españoles y demás que querían acabarlos o capturarlos, no vería la abolición de la esclavitud, pero sus descendientes si, más exactamente varios siglos después junto con la decadencia del Imperio español producida por las guerras napoleónicas y el levantamiento revolucionario de las colonias americanas para lograr su independencia del yugo español y ser nuevamente, pueblos libres.
Reflexión
Desgraciadamente, el racismo no está muerto, el racismo aún existe, ligado a una xenofobia tremenda, pero esto sólo se ve en los individuos pertenecientes a las generaciones anteriores, siendo perjudicial para las minorías, los cuales, reciben improperios injustificables por sus rasgos o color de piel, generando odio y rechazo colectivo entre ellos. A pesar de esto, el racismo palidece con cada año qué pasa, la nuevas generaciones -almenos la gran mayoría- no son racistas ni xenófobos, al contrario, apelan a la igualdad y al respeto del otro como si fueran el yo, los cuales, no siguen las concepciones retrógradas de nuestros antepasados, pero aún así, falta...falta más empatía y sentipensamiento, para que tengamos más probabilidades de sobrevivir como especie, ya que el el amor, es lo único que no puede salvar de la extinción sobre la faz de la tierra.
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